Crece la fabricación de plástico a partir de materias primas renovables: contenedores de alimentos, carcasas de teléfonos móviles o juguetes.

El plástico se ha convertido en un elemento prácticamente imprescindible de nuestras vidas. El plástico ecológico –o bioplástico- procede, en la mayoría de los casos, de plantas como la caña de azúcar, el trigo, el maíz o la patata, pero también el aceite vegetal. Desde carcasas para teléfonos móviles y vajillas de usar y tirar hasta bolsas de la compra y macetas, pasando por zapatos y pañales, no hay apenas un producto del hogar para el cual no exista una alternativa de bioplástico en desarrollo.

En el proyecto BioCane, desarrollado por estudiantes del Instituto Tecnológico de Colima (Itec), se aprovechan los residuos de la caña de azúcar para transformarlos en plásticos biodegradables, con el fin de dar un mejor uso a estos desechos. Con este proyecto se logrará reducir la generación de plásticos derivados del petróleo, se le dará más vida útil a los rellenos sanitarios y se reducirá la contaminación atmosférica.

El objetivo es que el plástico producido a partir de los residuos de la caña de azúcar pueda sustituir en el futuro al plástico convencional empleado en otro de los grandes sectores económicos del país: la industria automovilística.

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Los expertos ven en el bioplástico un auténtico potencial para reducir las emisiones de CO2 y ralentizar así el cambio climático. El plástico ecológico supera al plástico convencional porque requiere menos energía para su fabricación y no contiene substancias tóxicas.

Bioplástico: los plásticos elaborados a partir de materias primas renovables, como plantas, son bioplásticos. Son neutros en emisiones, ya que durante el crecimiento de la planta se absorbe el CO2 que después se emitirá en la fabricación.

Biodegradable: si el plástico se descompone de forma inocua y no es necesario una tratamiento es biodegradable. Por ejemplo, en agricultura se puede arar el campo sin retirar los plásticos biodegradables para la siembra. La biodegradación se realiza mediante microorganismos como bacterias, hongos y algas, que transforman el plástico en sustancias inocuas tales como CO2 y agua. Sin embargo, no todos los bioplásticos son biodegradables y hay plásticos a partir de combustibles fósiles que son biodegradables.

Fuente: dw.com