Llevar el gas a un núcleo urbano o zona industrial no es tarea fácil. La canalización de las redes de gas se realiza mediante la apertura de zanjas en las que se introducen tuberías hechas de materiales de última generación, principalmente polietileno. Para garantizar la seguridad, las compañías realizan la construcción bajo una estricta normativa del sector que define, entre otras medidas, las pruebas de resistencia y estanquidad de las canalizaciones, así como las medidas y controles de mantenimiento para el correcto funcionamiento de los sistemas de distribución.
El nivel de penetración del gas natural en España sigue su carrera ascendente y, actualmente, ronda el 30%. Para los próximos diez años se estima que podría alcanzar el 45%, en línea con la media europea (50%). El alto potencial de crecimiento está llevando a las compañías gasistas a elaborar planes de ampliación de la red de distribución para suministrar el gas al mayor número de usuarios.
Las obras para la canalización de las redes de gas son complejas, especialmente en aquellos núcleos urbanos donde confluyen otro tipo de redes en la misma calzada, como las de abastecimiento (agua), saneamiento y pluviales (alcantarillado), telecomunicaciones (teléfono e Internet) y las de los servicios municipales (alumbrado, semáforos, etc.) que, al igual que las redes de gas, se encuentran soterradas.
El inicio de cualquier punto de suministro de gas parte del estudio de las necesidades que existen en un determinado núcleo de población. Es necesario contar con las autorizaciones y permisos correspondientes para ejecutar la construcción de las redes y coordinar que
las obras afecten lo menos posible al tránsito de coches, peatones y otro tipo de servicios.
Al iniciar las obras es necesario la apertura de la zanja, en la que se utilizan máquinas excavadoras para hacer las incisiones correspondientes en la vía por donde va a pasar la red de gas. Suelen ser perforaciones de entre 20 ó 60 centímetros de ancho, a una profundidad que puede variar en función de la presión de la canalización y del tipo de terreno.
Una vez abierta la zanja, comienza la fase mecánica o de construcción de la red, en la que soldadores certificados para la manipulación de tuberías realizan la instalación de las canalizaciones por las que va a pasar el gas. Los tubos suelen ser de polietileno, realizándose las uniones mediante soldadura a tope o por electrofusión para completar los recorridos, así como las acometidas de conexión con las instalaciones finales de los clientes.
La distribución del gas natural en los ámbitos urbanos se realiza mediante canalizaciones de polietileno, ya que Ofrece una mayor resistencia, lo que permite ser utilizado actualmente para redes de hasta 10 bares de presión, que posibilita mediante arterias su extensión a más núcleos de población y, sobre todo, a zonas industriales que antes no podíamos abastecer y para las que la llegada del gas ha sido vital para ganar competitividad en su nicho de negocio. De cara a la construcción, explotación y mantenimiento de la red, al tratarse de un material flexible y resistente, permite un montaje rápido, sencillo y duradero, lo que supone un gran ahorro en costes de construcción y mantenimiento.
Una vez finalizada la obra, se cubre la zanja con tierra procesada, procurando que la arena utilizada no tenga cantos, ni aristas que se puedan clavar en las tuberías y las puedan dañar.
– 07.06.2016 – Fuente: Revista Gas Actual –