La mayoría de los puentes están construidos con hormigón armado, sin embargo, el acero y el hormigón están expuestos a la corrosión, sobre todo cuando el puente está cerca de la costa. Los revestimientos protectores de hormigón están fabricados con plásticos químicamente estables y previenen eficazmente la corrosión del hormigón, prolongando así la vida útil de las estructuras de los puentes.

Pero, ¿qué ocurre cuando se trata de los tirantes en puentes colgantes? estos también están sometidos a la corrosión y a los efectos ambientales del viento. Para ello existen tubos especiales para puentes que previenen la corrosión de los tirantes. Estos tubos de polietileno que protegen los cables de soporte, también se pueden adquirir provistos de un refuerzo exterior en forma de espiral que sirve para evacuar el agua de lluvia y minimizan la resonancia generada por el viento.

Drenaje del agua de lluvia de los tirantes
Cuando el agua de lluvia, el agua de deshielo o el agua condensada gotea desde un punto de forma continua, al cabo de los años se produce un daño permanente en la estructura del puente. En zonas frías, las gotas de agua pueden helarse y formar en los cables del puente cristales de hielo peligrosos. Para evitar este fenómeno, los tubos con espiral Agruquero son la elección correcta. Estos tubos evacuan el agua a lo largo de la espiral que tienen en su superficie exterior.

En algunos casos la frecuencia angular de una fuerza externa, en el caso de un puente la del viento, coincide con la frecuencia natural del puente lo que produce un aumento de la amplitud de la oscilación y como resultado produce el efecto de un puente colgante que parece construido de chicle. En estos casos, otra ventaja destacable del tubo con espiral es que reduce la superficie de incidencia del viento y, gracias a ello, protege la estructura del puente de oscilaciones peligrosas.